Un cambio de paradigma: del espacio institucional al hogar humano
El proyecto PRODIS de ARQUETICA nace con un enfoque claro: transformar una residencia funcional en un entorno verdaderamente habitable, cálido y accesible para personas con discapacidad intelectual. Más allá de cumplir normativas, se trata de crear un hogar. Un lugar donde las emociones, los recuerdos y la autonomía de cada persona cobren vida.
¿Qué es la accesibilidad humana?
En arquitectura, solemos hablar de rampas, anchos de paso o señalética. Pero la accesibilidad humana va más allá: es diseñar pensando en cómo una persona vive, se relaciona y se siente en un espacio. Implica preguntarse: ¿esta habitación permite privacidad? ¿Este comedor fomenta la convivencia? ¿Este pasillo ofrece orientación y seguridad?
Claves del diseño aplicado en el proyecto PRODIS
En este proyecto, ARQUETICA integró elementos que mejoran la experiencia cotidiana:
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Materiales cálidos y texturas reconocibles: para estimular los sentidos y dar sensación de hogar.
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Zonificación flexible: que permite momentos de grupo y también espacios individuales.
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Iluminación natural y colores suaves: que ayudan a la orientación y aportan bienestar emocional.
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Movilidad fluida: sin obstáculos visuales ni físicos que limiten la autonomía de los residentes.
Cada decisión técnica tuvo como prioridad la experiencia real de los usuarios.
Accesibilidad desde lo emocional y lo social
Un entorno accesible no solo permite circular con comodidad. También debe promover vínculos, autoestima y sentido de pertenencia. En PRODIS, los espacios invitan a convivir, compartir y sentirse parte. Esto tiene un enorme impacto en la calidad de vida y la salud emocional de los residentes.
ARQUETICA y su enfoque de accesibilidad integral
En ARQUETICA no se diseña solo para cumplir con normativas. Se diseña para vivir. El equipo entiende que cada persona es diferente y que cada detalle cuenta para lograr una vida autónoma y digna.
Con PRODIS, se demuestra cómo una reforma arquitectónica puede tener un impacto social profundo. El paso de residencia a hogar no es solo físico, sino simbólico. Es un acto de respeto y compromiso con quienes más lo necesitan.
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